Hay cientos de formulas y métodos que tratan de cómo funciona el
mundo y sus muchos misterios. Matemáticos, filosóficos y científicos;
toma los que más te gusten y puede que te sirvan para contestar esos
pequeños interrogantes que te hacen recapacitar y replantearte unos
minutos. Pero aun no hay una forma para desenmarañar aquellos misterios
que realmente remueven la curiosidad humana hasta sus raíces. O por lo
menos aun no hay un método “seguro” para hacerlo.
Belcebú no solo es un demonio que goza de masticar los cadáveres
putrefactos de aquellos que venden su alma a Satanás. Pasa y resulta que
sus miles de años también le han dado gran sabiduría, la cual siempre
está dispuesto a compartir con los mortales, claro, si pueden pagarla.
Si tu curiosidad es tan grande como para que tus dudas te perforen el
cerebro por la noche y no te dejen dormir, esta es una solución rápida,
pero debo de advertirte que pase lo que pase, siempre saldrás
perdiendo. Por supuesto que también hay mucho que ganar, pero la gran
interrogante es ¿Cuánto estás dispuesto a perder por el conocimiento?
Si tu principal preocupación es convocar Belcebú, y que este te
engañé y sufrir por nada, puedes estar tranquilo. Pues Belcebú cobra
caro porque lo que tiene de sanguinario lo tiene también de honesto.
Para convocarlo necesitas dos velas –no importa el tamaño, la forma
ni el color, solo asegúrate de que puedas ver con la luz de la que te
proveerán-, algo con que encenderlas, un espejo de mano de buen tamaño,
un cuchillo bien afilado, un martillo y un trozo de carne roja lo
suficientemente podrida como para a atraer moscas, puesto estas
intentado atraer a la reina de todas.
Debes de estar completamente solo en una habitación con puertas y
ventanas cerradas. Totalmente a oscuras, sentado en el suelo con todos
los elementos antes mencionados durante una noche de luna llena,
preferentemente a eso de las 3 am., a esa hora la frontera entre este
mundo y el otro es más delgada.
Coloca la carne frente a ti, a poco más de metro y medio, y entre tú
y ella, las dos velas con el espejo, el martillo y el cuchillo en
medio.
Toma el martillo y rompe poco menos de la mitad del espejo, y muélelo
tanto como puedas. Toma el vidrio molido con tu mano hábil y apriétalo
con todas tus fuerzas, lo suficiente para que el vidrio se incruste en
tu carne y lo suficiente como para que la sangre no se filtre. Mientras, clavas la mirada en el trozo sano de espejo y espera.
Cuando creas que ya pasaron 5 minutos más o menos parpadea lentamente
3 veces y cuando abras lo ojos la tercera vez tu reflejo tendrá las
cuencas vacías y te sonreirá levemente. Ahora debes aflojar tu puño
derecho y dejar gotear la sangre
sobre el espejo hasta que te sea imposible ver tu reflejo. A
continuación sopla las velas y quédate quieto con los ojos serrados.
Escucharas como el aleteo de las moscas que rondan el pedazo de carne
se hace cada vez más fuerte, hasta el punto que pasa de ser solo
molesto a ensordecedor y tan de repente como comenzó, cesará.
Felicidades, si llegaste hasta aquí, Belcebú ya está en la misma habitación que tu.
Escucharás como se acerca a ti, caminando con sus seis delgadas
patas al ras del suelo y sube por el brazo con el que sostenías el
vidrio molido, hasta pararse en tu hombro. Luego meterá su larga y
delgada lengua en tu oído. El te esta probando y no tocará tu ofrenda
hasta que termine. No te asustes, el no te hará daño, si considera que
no vales la pena solo se irá y se llevará la oreja en la que esta
hurgando como pago por molestarlo.
Si pasas su prueba se bajara de ti y se comerá la carne podrida que le ofreciste.
Debo recordarte que en ningún momento abras lo ojos, sobre todo
llegado este punto. Es de mala educación mirar a alguien cuando está
comiendo y es una de las cosas que más odia Belcebú.
Cuando el termine de comer las velas se encenderán solas y te
agradecerá por la comida. Es ahora cuando puede abrir los ojos y trata
de mantener la compostura por mas desagradable que sea lo que veras. Lo
que veras es una copia exacta de ti mismo pero con las cuencas oculares
vacías, desnudo y la carne de ese cuerpo en pleno estado de
descomposición. Quizá lo siguiente más inquietante sea la mosca del
tamaño de un ave pequeña que se posa en el hombro de tu copia. No te
confundas ese que estás viendo no es Belcebú tomando tu forma, es tu
reflejo y es también la primer cuota que pagar por haberlo convocado.
Ahora que el primer pago está saldado puedes hacerle todas preguntas
que queras y cuales quieras, el te contestará con certeza y honestidad.
Puedes preguntarle donde esta cualquier persona, el significado de la
vida e incluso los números de la lotería. Pero cuidado porque con tu
reflejo solo pagaste por algunas preguntas y no todas valen lo mismo.
El te avisará cuando ya esté saldada la deuda y te ofrecerá más
respuestas si las quieres. Pero a diferencia de la vez anterior primero
te dará tu respuesta y después te cobrará. ten mucho cuidado porque
nunca podrás estar seguro de cuánto vale la respuesta y Belcebú no te lo
dirá hasta que cierres el trato y estés obligado a pagar.
Si decidiste continuar el te pedirá algo después de cada pregunta que
le hagas y sin importar que sea dáselo. He aquí cuando entra en juego
el cuchillo. Belcebú adora la carne y si aceptó presentarse ante ti es
porque, cuando lamió tu oído, le gustó tu sabor y lo mas probable es que
te pida un poco de ti para saborear.
Sea cual sea tu decisión hay tres cosas que serán inevitables.
LA primera es que Belcebú escupirá sangre sobre la tuya derramada
sobre el espejo, y con ello hará una piedra ovalada, pequeña y
extrañamente bonita, una piedra mermante de sangre. Él te la obsequiará,
es como su tarjeta de presentación y de ahora en adelante estas en su
lista de clientes permanentemente. Cuando quieras el se aparecerá para
sellar otro trato y tal vez también se presente cuando tu no quieras,
pero siempre que el se haga presente deberás hacerle una pregunta y
dejar que se lleve algo.
La segunda, es que cada vez que te veas al espejo veras ese tú
putrefacto sin ojos, furioso, golpeando el vidrio que los separa,
intentando llegar a ti, mientras esa mosca que se apoyaba en su hombro
aquella noche, se alimenta de él. Estate tranquilo pues estas fuera del
alcance de sus manos, pero no del de sus gritos de dolor, de sus
amenazas y de sus llantos. Es algo muy desagradable y vale aclarar que
seras el único capas de ver ese tu reflejado, el resto de las personas
no vera un reflejo normas y corriente.
Y la tercera y probablemente la peor. Cuando formes tu familia, si no
lo has hecho ya, será tuya y como todo lo que te pertenece, y
te pertenecerá, figura en el contrato. Él puede reclamarlo como pago la
próxima vez que aparezca.
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